El Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) de El Salvador ha despertado interés y controversia, y es en este contexto que el gobierno de Costa Rica, liderado por Rodrigo Chaves, plantea la construcción de una nueva cárcel de alta seguridad. Con miras a adaptar muchos de los aspectos de este modelo a las especificidades costarricenses, el país busca abordar de forma efectiva un problema que ha escalado en los últimos años: el hacinamiento y obsolescencia en su sistema penitenciario. El ministro de Justicia y Paz, Gerald Campos, ha resaltado que el nuevo centro, que albergará hasta 5,000 reos, toma inspiración de la experiencia salvadoreña, asegurando que esta cooperación técnica ha permitido un ahorro de aproximadamente 25 millones de dólares en su presupuesto inicial.
La necesidad de un nuevo centro penitenciario es indiscutible, dado el panorama alarmante del sistema carcelario en Costa Rica, con una población recluida que ha crecido notablemente en los últimos años. Actualmente hay aproximadamente 18,061 reclusos, lo que resulta en un 34.4% de hacinamiento, según datos proporcionados por el ministerio correspondiente. El ministro Campos asegura que las instalaciones actuales son insuficientes y que muchas de ellas carecen de los estándares mínimos de seguridad, lo que provoca una mezcla de reos peligrosos y aquellos que han cometido delitos menores, un factor que complica seriamente la gestión del sistema penitenciario.
En el contexto de una creciente violencia en el país, con 880 homicidios registrados en 2024, la urgencia de la construcción de esta nueva cárcel se ha intensificado. Las autoridades han reconocido la presencia de organizaciones criminales internacionales como el Tren de Aragua, lo que ha llevado a Costa Rica a replantear su enfoque hacia la seguridad nacional y la gestión del crimen. Campos comentó que este nuevo centro se diseñará con una estructura modular y un sistema de videovigilancia avanzado cuya finalidad es no solo mejorar la seguridad interna, sino también garantizar un manejo más efectivo y justo de la población reclusa.
La relación entre Costa Rica y El Salvador se ha estrechado a través del asesoramiento en la creación del nuevo centro de alto impacto. Durante la visita de delegados costarricenses a El Salvador, se discutieron procesos de diseño y construcción que podrían acelerar la ejecución del proyecto. Aunque el ministro Campos enfatizó que no se pretende replicar el modelo salvadoreño de forma exacta, se espera que las lecciones aprendidas de la experiencia del Cecot contribuyan a la optimización de recursos e innovaciones constructivas, realizando un proyecto que se ajuste a las realidades y normativas del país.
A pesar del aporte técnico salvadoreño, Costa Rica se compromete a respetar los derechos humanos en su nueva cárcel. A diferencia del Cecot, que ha sido criticado por el trato a los reclusos, el gobierno costarricense ha asegurado que mantendrá los derechos fundamentales, garantizando acceso a actividades recreativas y luz natural. El ministro Campos destacó la importancia de ofrecer condiciones dignas a los internos, lo que incluye espacios aireados y recreativos, sin modificar la normativa que protege estos derechos. Esta postura refleja una clara diferenciación entre las políticas penitenciarias de ambos países, donde Costa Rica busca avanzar hacia un sistema más humanitario y efectivo.








