Pese a su conducta intachable durante su carrera militar, Danila Báez ha denunciado una presunta campaña de desprestigio orquestada para forzar su salida de la Escuela de Suboficiales del Ejército chileno. Según los registros judiciales y testimonios de un excolega, existe una narrativa sistemática que ha minado su moral y su reputación, proyectando un falso relato que la llevó a solicitar su baja voluntaria en 2012. Esta denuncia se ha complicado aún más por la reciente investigación de un delito relacionado con la producción de material íntimo, lo que pone de manifiesto la alarmante falta de protocolos de protección dentro de la institución militar.
La carrera de Danila Báez comenzó en 2004, cuando ingresó al Ejército a los 19 años. A lo largo de su trayectoria en Valdivia, Temuco y el Hospital Militar de Santiago, siempre mantuvo un perfil destacado. Sin embargo, su experiencia en la Escuela de Suboficiales, donde fue la única de su grupo en permanecer, estuvo marcada por un ambiente hostil desde su primer día. Báez ha compartido que fue objeto de ataques verbales y rumores malintencionados, especialmente sobre su orientación sexual, factores que impactaron negativamente en su moral y contribuyeron a una estrategia destinada a forzar su salida de la institución.
Los testigos han corroborado la versión de Báez, destacando cómo fue víctima de constantes castigos por faltas que no se aplicaban a sus compañeras. La falta de respuestas efectivas de la institución frente a sus denuncias ha moldeado un panorama de impunidad. A pesar de las solicitudes formales para iniciar una investigación interna, el Capitol C.C. minimizó la situación y desestimó las acusaciones, asegurando que todo era una mentira. Este desinterés institucional ha llevado a Báez a concluir que la verdad fue manipulada para sostener la campaña de desprestigio que tanto daño le ha causado.
Al solicitar su baja en octubre de 2012, Danila Báez dejó atrás un sueño forzado por un entorno de hostigamiento y acoso. La posterior revelación de que se había grabado material íntimo sin su consentimiento, compartido con sus superiores para difamarla, fue el detonante para que decidiera acudir a la justicia. Sin embargo, la investigación correspondiente ha sido calificada por ella como superficial, pues se limitó a enviar correos a los involucrados sin realizar un examen exhaustivo de los hechos. Hoy, tras casi una década desde su baja, Báez aún lucha por reparar su imagen y obtener justicia.
La búsqueda de justicia para Danila Báez ha llevado su caso a instancias internas y externas, incluyendo la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados de Chile, que ha manifestado su apoyo a la denuncia y se ha comprometido a oficiar al Ministro de Defensa. Dado que el tiempo se agota para presentar recursos por la vía local debido a la prescripción del caso, Báez ha decidido recurrir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en un intento por recuperar su honor y exigir responsabilidad por parte del Ejército de Chile por los daños morales sufridos.








