En el nuevo programa de El Ciudadano titulado «Litio para Chile», la periodista y académica María Olivia Monckeberg, galardonada con el Premio Nacional de Periodismo, analizó de manera profunda la historia de la privatización de la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM). En su primera emisión, Monckeberg se centró en la figura de Julio Ponce Lerou, y su relación con la dictadura militar de Augusto Pinochet. A través de su análisis, la periodista destacó la controversia en torno a la privatización de esta empresa estratégica, que ha sido un tema debatido en el contexto de la economía chilena contemporánea y su futuro en el marco de la transición energética.
Monckeberg no escatimó en críticas hacia el proceso de privatización de SQM, describiendo la operación como opaca y perjudicial para el Estado chileno. La venta total del complejo Soquimich, concretada por Ponce Lerou, yerno de Pinochet, fue presentada como un subsidio implícito del 76-77%, lo que pone de manifiesto el despojo de los recursos públicos. Esta situación refleja una dinámica de poder donde los intereses privados prevalecieron sobre el bienestar colectivo, dejando al Estado en una posición de vulnerabilidad económica.
En su intervención, la periodista subrayó la íntima relación entre el poder económico y el político en Chile. Monckeberg citó casos emblemáticos como Penta y SQM para ilustrar cómo los empresarios han utilizado su influencia en la política para socavar el sistema, afirmando que «la relación dinero-política entonces se vio en toda su intensidad». Esto revela una continuidad de las prácticas de impunidad que se originaron durante la dictadura y que, según Monckeberg, han perdurado a lo largo de la transición a la democracia.
Monckeberg criticó la falta de acciones significativas para revertir estas situaciones. Observó que figuras como el hijo de Patricio Contesse, ex gerente general de SQM, siguen vinculadas a la empresa, lo que pone en tela de juicio el verdadero cambio en la estructura del poder económico en Chile. Esta falta de renovación y transparencia hace tambalear la confianza en un sistema que pretende ser más justo y equitativo, pero que parece reafirmar viejas estructuras de poder.
Finalmente, la académica reflexionó sobre el intento de SQM de posicionarse como una empresa moderna y esencial para la transición energética, calificando estas campañas publicitarias de «caricaturas» de la realidad. Monckeberg se mostró indignada ante la idea de que una empresa con un pasado tan controvertido continúe beneficiándose de recursos que deberían ser de todos los chilenos. Su conclusión es un llamado a la reflexión sobre la necesidad de que Chile continúe produciendo litio, pero de una manera que verdaderamente beneficie a su población y no a un selecto grupo de empresarios.








