Las comunidades de Bahía Chasco se enfrentan a una grave amenaza ambiental con la llegada del megaproyecto Copiaport-e, cuyo impacto podría ser devastador para la biodiversidad de la región. Este paraíso natural, que alberga especies emblemáticas como tortugas y pingüinos, se encuentra en peligro desde el pasado 11 de septiembre de 2025, fecha en la que los habitantes del área denunciaron un alarmante «golpe ambiental». La preocupación de los residentes gira en torno a que la implementación de este megaproyecto podría llevar a la degradación irreversible de su entorno, afectando no solo la fauna y flora locales, sino también la calidad de vida de las comunidades que dependen de estos recursos naturales.
Entre las principales causas de rechazo a este megaproyecto se destacan tres aspectos cruciales. En primer lugar, la biodiversidad de Bahía Chasco es un tesoro ecológico que podría verse irremediablemente comprometido, ya que el proyecto está diseñado para actividades industriales que desdeñan los delicados ecosistemas de la zona. En segundo lugar, la creación de una planta desalinizadora para satisfacer las necesidades industriales implica un uso exclusivo de este recurso vital, dejando a las comunidades locales sin acceso a agua potable. Por último, la falta de inclusión y reconocimiento a las comunidades ancestrales que habitan el territorio ha generado un clamor entre los habitantes, quienes sienten que sus derechos y voces han sido sistemáticamente ignorados.
En un esfuerzo por mantener viva la lucha por la protección de su territorio, las organizaciones locales han convocado a una MARCHA FAMILIAR programada para el sábado 25 de octubre. Esta manifestación pacífica se llevará a cabo en la Plaza Arturo Prat de Copiapó, comenzando a las 11:00 horas. La motivación detrás de esta movilización es clara: exigir la protección de Bahía Chasco y el respeto absoluto hacia las decisiones de las comunidades que allí residen. Los organizadores han denominado a la ciudadanía a unirse y hacer oír su voz en un evento que promete ser un hito en la defensa del medio ambiente en la región.
La respuesta a la convocatoria de la marcha ha sido abrumadora, sumando esfuerzos de una treintena de organizaciones que apoyan la causa. Entre estas se destacan el Colectivo en Defensa del Medio Ambiente de Atacama (CODEMAA), la Unión Democrática de Mujeres (UDEMA) y el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), entre otros. La participación de estos grupos refleja un amplio respaldo social, evidenciando la preocupación colectiva en torno a los efectos del megaproyecto. Cada uno de estos colectivos aporta diferentes perspectivas y enfoques, pero todos comparten un objetivo común: la defensa de la naturaleza y los derechos humanos de las comunidades afectadas.
A medida que la fecha de la marcha se acerca, la atmósfera se llena de esperanza y determinación. Los habitantes de Bahía Chasco saben que su lucha es difícil, pero confían en que la unidad de las comunidades y el apoyo de diversas organizaciones marcarán la diferencia. Para ellos, la defensa de su ecosistema y de sus derechos no es solo una cuestión ambiental, sino una cuestión de justicia social y cultural. La intención es construir un movimiento sólido que no solo defienda Bahía Chasco, sino que también potencie la voz de quienes han sido históricamente marginados en la toma de decisiones que afectan su tierra y su futuro.








