Este sábado, las fuerzas de seguridad de Colombia lograron la captura de Alberto Carlos Mejía Hernández, un sicario buscado por estar relacionado con el homicidio del conocido criminal apodado el “rey de Meiggs”. Esta detención se produjo en las cercanías de Medellín, luego de que Mejía fuera liberado por error de un centro penitenciario en Chile. Su fuga había alarmado a las autoridades, quienes ahora se sienten aliviadas con su reintegración a la justicia tras este significativo operativo policial.
El periodista Juan Carlos Araya, de Meganoticias, quien ha seguido de cerca la trayectoria criminal de Mejía, señaló que el fugitivo intentó evadir a las autoridades tiñéndose el cabello para cambiar su apariencia. Este tipo de maniobra revela no solo la peligrosidad del individuo, sino también el ingenio que algunos delincuentes despliegan ante la presión policial. La detención de Mejía ha sido resultado de un esfuerzo coordinado entre la policía chilena y las autoridades colombianas.
Carabineros de Chile, a través de sus canales oficiales, comunicaron que la coordinación entre el Departamento OS9, la Policía de Investigaciones (PDI) y las oficinas de Interpol en Colombia fue clave para llevar a cabo esta captura. Las estrategia de inteligencia y la conexión entre las fuerzas del orden en ambos países permitió interceptar a Mejía en su nuevo refugio, lo que subraya la importancia de la cooperación internacional en la lucha contra el crimen organizado.
A raíz de la detención, también se ha destacado el papel crucial de la agregaduría de Carabineros situada en Colombia, así como la experiencia de un exjefe del OS9 que ha estado trabajando en el país andino. Estas colaboraciones han sido fundamentales para rastrear a delincuentes que han cruzado fronteras en su intento por escapar de la justicia. La captura de Mejía pone de relieve la eficacia de las estrategias de vigilancia y el trabajo conjunto entre naciones.
Finalmente, la noticia sobre la detención de Alberto Carlos Mejía Hernández no solo es un alivio para las autoridades chilenas, que lidiaban con la fuga de un criminal notorio, sino que también representa una victoria simbólica en la lucha contra el sicariato en la región. La captura de este individuo resalta la urgencia de fortalecer el intercambio de información y recursos entre países para enfrentar el crimen organizado que ha permeado diversas áreas de Latinoamérica.
