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Contaminación en el Golfo del Corcovado: Urge Acción

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El Golfo del Corcovado, reconocido como el principal santuario de alimentación de la ballena azul en el hemisferio sur, se enfrenta a un alarmante escenario de deterioro ambiental. Según un reciente estudio del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile, la contaminación plástica y el tráfico marítimo generado por la industria acuícola están amenazando gravemente este ecosistema crítico. La presencia de microplásticos en el agua, que ha sido detectada desde el Golfo de Ancud hasta el Golfo de Corcovado, es un indicativo evidente de la crisis ambiental que se vive en esta área, poniendo en riesgo la cadena alimenticia de las ballenas azules y otros organismos marinos que habitan la región.

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Juan Carlos Viveros, representante de la campaña Defendamos Patagonia, criticó la inacción de las autoridades, que a pesar de contar con la Ley de Protección de Cetáceos desde 2008, no han implementado medidas efectivas para frenar la creciente contaminación. En sus declaraciones a Radio Biobío, Viveros subrayó que cerca de 1.000 embarcaciones operan en la zona, vinculadas principalmente a la acuicultura, lo que ha generado un tráfico marítimo descontrolado. Además, los residuos provenientes de estas industrias, como cabos y boyas, están afectando el hábitat natural de la fauna marina, que ya se encuentra en un estado vulnerable.

La campaña Defendamos Patagonia alertó sobre el impacto directo que tiene esta contaminación en la salud de las ballenas azules, que dependen única y exclusivamente del krill para su alimento. Los microplásticos no solo entran en la cadena alimenticia, sino que también introducen tóxicos en el organismo de estos cetáceos, lo que pone en riesgo su salud y reproducción. Además, el ruido generado por la creciente actividad marítima interfiere en la comunicación de las ballenas, desorientándolas y exponiéndolas al peligro de colisiones con embarcaciones, aumentando así la mortalidad entre los individuos de esta especie en peligro.

Defendamos Patagonia también resaltó que el Golfo del Corcovado está siendo transformado de un refugio de vida marina en una trampa letal debido a la contaminación plástica. Se estima que anualmente más de 8 millones de toneladas de plástico llegan a los océanos, y las corrientes están trayendo esta basura hacia la región, afectando la abundante población de krill, la base alimentaria de las ballenas. La falta de regulaciones estrictas permite a las empresas operar sin controles adecuados, multiplicando los riesgos que enfrenta este ecosistema que se considera de relevancia global.

Ante esta alarmante situación, Defendamos Patagonia hizo un llamado urgente a las autoridades y la población para tomar acción inmediata. Entre sus demandas se incluye la prohibición de plásticos de un solo uso, la regulación del tráfico marítimo con medidas como zonas de velocidad reducida, y la implementación de sanciones severas a quienes contaminan. También exhortaron a la creación de áreas de protección estricta dentro del Golfo del Corcovado. Sin una respuesta contundente y efectiva, la pérdida de las ballenas azules y el colapso del equilibrio oceánico podría convertirse en una realidad irreversible, instando a la sociedad a actuar en defensa de este invaluable patrimonio natural.

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