La reciente aprobación del proyecto FES por parte de la Cámara de Diputados ha desencadenado una serie de controversias en las redes sociales. Este proyecto busca poner fin al Crédito con Aval del Estado (CAE), una medida que ha generado un intenso debate en torno a la educación y la deuda estudiantil en Chile. Sin embargo, las tensiones se intensificaron cuando se hizo circular información errónea sobre la situación financiera del diputado Diego Ibáñez, del Frente Amplio, quien fue acusado de ser deudor del CAE. Ante tales acusaciones, Ibáñez no tardó en desmentir esta afirmación, subrayando que no posee deuda alguna relacionada con este crédito, lo que ha agregado un componente más a la discusión sobre la veracidad de la información que se difunde en el espacio público.
Ibáñez, a través de su cuenta de X, presentó un pantallazo de la página Ingresa.cl que confirma su situación de no adeudamiento. Además, enfatizó el impacto negativo que la desinformación puede tener en el panorama político y social, resaltando que la ley que fue aprobada por la Cámara de Diputados específicamente excluye a los parlamentarios de cualquier proceso de condonación de deudas. Este asunto no solo pone de relieve la importancia de la transparencia en la política, sino que también abre un debate sobre el fenómeno de las noticias falsas en la esfera pública, ya que la desinformación puede tener consecuencias significativas para la credibilidad de los mandatarios y el sistema democrático.
La polémica se enmarca en un contexto más amplio, ya que la Fiscalía ha comenzado una investigación sobre denuncias presentadas por parlamentarios del oficialismo por la existencia de «ejércitos de bots y cuentas falsas» presuntamente relacionados con el Partido Republicano. Esta denuncia ha llevado a un llamado de atención sobre las tácticas de manipulación política mediante tecnologías digitales, lo que ha generado alarmas en la comunidad y ha añadido presión sobre los actores políticos para que se mantengan dentro de los límites de la ética y la responsabilidad en su comunicación con el electorado.
Daniel Manouchehri, uno de los parlamentarios que ha impulsado la denuncia, afirmó que se están utilizando estas técnicas para manipular la opinión pública y desinformar a la ciudadanía. «La Fiscalía acogió nuestra denuncia contra la campaña de desinformación de la derecha. Esto es serio y se debe investigar. La gente tiene derecho a la verdad», indicó, lo que refleja un creciente malestar entre los sectores políticos que reclaman una mayor veracidad en la información divulgada. La posibilidad de que figuras destacadas, como José Antonio Kast y Evelyn Matthei, sean citadas a declarar en esta investigación pone en evidencia el nivel de implicación que se podría atribuir a altos mandos dentro del Partido Republicano.
Con la apertura de esta investigación, se inicia un nuevo capítulo en la lucha contra la desinformación en Chile, donde la justicia jugará un papel esencial para esclarecer las responsabilidades y sancionar a quienes promuevan la falsedad. El resultado de esta indagación no solo podría tener repercusiones políticas significativas, sino que también podría sentar un precedente en la forma en que se regula y se gestiona la información en el ámbito digital. La batalla por la transparencia y la verdad en la política chilena continúa, y la sociedad está atenta a los efectos que esto tendrá en la confianza pública hacia sus representantes.








