El ministro de Interior, Justicia y Paz de Venezuela, Diosdado Cabello, anunció la detención de un presunto agente de la DEA en medio de una operación de «falsa bandera». Según Cabello, este individuo se infiltró en la Policía Nacional Bolivariana con el objetivo de secuestrar a un Mayor de la Fuerza Aérea y vincularlo con el narcotráfico. Este hecho se enmarca en la estrategia del gobierno venezolano para contrarrestar la narrativa internacional que lo relaciona con el tráfico de drogas, acusando a Estados Unidos de querer desacreditar al país sudamericano a través de este tipo de maniobras encubiertas.
Durante su programa semanal, Cabello se refirió al caso como un «duro golpe al narcotráfico» y aprovechó para criticar a la DEA, a la que calificó como el «principal cartel de drogas del mundo». El funcionario expresó que las operaciones de agencias como la DEA intentan perpetuar la idea de que Venezuela es un centro de narcotráfico, asegurando que los verdaderos problemas de drogas residen en Estados Unidos, donde los ciudadanos son los principales consumidores y donde, a su criterio, el gobierno no está abordando adecuadamente la crisis.
Cabello también se pronunció sobre la reciente alerta de viaje emitida por Estados Unidos, que aconseja a sus ciudadanos no viajar a Venezuela y abandonar el país debido a riesgos de detenciones arbitrarias. En respuesta, el ministro aseguró que Estados Unidos es un país donde «sí es un peligro» y elevó la alerta de viaje a un nivel 10, argumentando que la seguridad jurídica, humana y de cualquier otra naturaleza es prácticamente inexistente en el territorio estadounidense.
El Departamento de Estado de EE.UU. mantiene la alerta de viaje a Venezuela en el nivel 4, el más alto, citando «graves riesgos» para los estadounidenses en el país, incluyendo detenciones injustas, tortura y prácticas policiales arbitrarias. Este comunicado destaca que Venezuela tiene el mayor número de ciudadanos estadounidenses detenidos injustamente en el mundo, lo que ha generado tensiones diplomáticas entre ambos países y ha añadido un nivel de complejidad a la ya frágil relación bilateral.
La situación en Venezuela también se ve reflejada en su entorno político, donde la administración de Nicolás Maduro busca afianzar su poder tras las elecciones marcadas por el abstencionismo. La narrativa del gobierno sobre el narcotráfico y las acusaciones contra las agencias estadounidenses se enmarcan en un contexto más amplio de confrontación entre el régimen chavista y las potencias occidentales, resaltando las tensiones que se arrastran en la región y que continúan afectando las dinámicas sociales y políticas del país.








