Durante la pandemia, el consumo de videojuegos a nivel mundial aumentó en un 62 % respecto al año 2019. El encierro, ha provocado que quienes siempre han simpatizado con estos títulos, prefieran pasar más tiempo jugando. El psiquiatra Otto Dörr Zegers, Premio Nacional de Medicina 2018, cree que esta es una conducta que puede resultar peligrosa si es que no se controla, especialmente en niños.
Un estudio difundido en las redes por la Agencia Wild Fi a comienzos de este año, confirmó que durante la pandemia el consumo de videojuegos aumentó en un 62 % respecto a cifras anteriores. Respecto a Chile, la investigación señaló que la mitad de los videojugadores son “gamers ocasionales”. Según el psiquiatra Otto Dörr Zegers, quien obtuvo el Premio Nacional de Medicina en 2018, la relación entre los niños y los videojuegos es algo que se debe tomar con cuidado.
“El hecho de destinar tantas horas a la pantalla deja poco tiempo para otras actividades. Esto lleva por supuesto a tener menos capacidad de pensamiento crítico. La tecnología en sí no debería ser dañina, pero si se la toma como única forma de conocer y aprender del mundo, claramente empobrece al sujeto y lo pone en peligro. El estar tan dominado por el sentido de lo visual, le resta posibilidades a los otros sentidos, que por cierto también aportan al conocimiento”, afirma Otto Dörr.
Sin embargo, este tema ha sido discutido por muchos años por el mundo científico, prácticamente desde que aparecieron los primeros videojuegos. Precisamente, en esta pandemia, han surgido ciertos estudios que afirman algunas bondades descubiertas acerca de los videojuegos. De igual forma, hay que tener claro, que nunca los excesos son buenos.
Videojuegos y depresión infantil
Tal y como demostró el estudio mencionado inicialmente, durante la pandemia el consumo de videojuegos creció. El encierro prolongado debido a las cuarentenas impuestas de forma preventiva, motivó a que muchos niños y jóvenes dedicaran un mayor tiempo a esta forma de entretención. Los efectos que pueden tener estos sobre la mente de los infantes, dependerá de cómo sea su relación con esta tecnología.
Recientemente, un estudio publicado por la Universidad de Cambridge, reveló que los niños de 11 años que juegan videojuegos, tienen una menor probabilidad de desarrollar depresión infantil a los 14 años. Esto según explican los desarrolladores de la investigación, se debe a que los videojuegos les permiten a los niños una amplia gama de actividades que estimulan su cerebro y los despegan un rato de la realidad.
Sin embargo, el estudio no mostró las consecuencias que puede tener el consumo excesivo de videojuegos. En este sentido, Otto Döerr Zegers comenta que “los videojuegos en particular producen más alteración anímica puesto que estimulan el sistema de recompensa. Este sistema está compuesto por tres subsistemas, el emocional, motivacional y cognitivo, el que originalmente tiene una función adaptativa para la supervivencia de la especie. Al estimular este sistema de recompensa, se produce liberación dopaminérgica lo que lleva al sujeto a buscar nuevamente el estímulo. Se entra así en una dinámica de castigo/recompensa con la subsecuente frustración y desregulación anímica producto de perder en el juego. De esta manera, cuando no se está jugando, el niño siente síntomas de abstinencia. Eso hace que busque nuevamente el placer momentáneo que le producía el juego, placer que desgraciadamente encuentra por un tiempo corto”, señala el psiquiatra.
Esperanza para los niños con cáncer
En varias películas, es clásico ver como payasos van a hospitales de niños enfermos a tratar de animarlos. Al parecer, la versión moderna de este método en este siglo va de la mano de los videojuegos. Un estudio realizado por la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y la Fundación Juegaterapia, ambas de España, reveló que el consumo de videojuegos en niños con cáncer disminuye en un 30 % el dolor derivado de sus tratamientos.
Si bien es cierto la investigación que midió los estados de ánimo y dolor de un grupo de pacientes en el Hospital La Paz de Madrid, llegó a sólidas conclusiones. Allí afirmaron que el consumo de videojuegos les permitió al personal médico bajar las dosis de morfina en los niños. Aún no tiene una explicación científica clara que explique el porqué de la relación entre el dolor y los juegos de video.
“El videojuego, por las razones que fuese, ya sea estimulación en el sistema dopaminérgico o aumento del tono vagal parasimpático, saca del foco de la enfermedad al niño y le provee de una situación estimulante que lo absorbe por completo. Ahora ojo, está en las manos del adulto regular su uso. El niño no puede manejar el tiempo y al adolescente se le hace aún difícil”, manifiesta el especialista Dörr.
Los peligros de la adicción a los videojuegos
A pesar de que los estudios relacionados al consumo de los videojuegos entregan resultados positivos y negativos, no se ha llegado a un consenso en la comunidad científica. No obstante, de lo que sí se está seguro es que cualquier adicción es dañina para la salud, y ciertamente, casos de adicción a los videojuegos hay por montones.
Según explicó un artículo publicado por la Universidad de Chile en 2019, el trastorno por videojuegos, es una conducta desarrollada principalmente por adolescentes. Quienes la padecen ven su funcionalidad afectada en relación a aspectos familiares, sociales, personales y ocupacionales. Cuando llega a un nivel adictivo, es capaz de desarrollar alteraciones en la conducta, tales como agitación, tensión y agresividad.
“Este tipo de adicción se puede prevenir estimulando otras áreas, ya sea deporte, música o actividades en familia. Para lograr esto hay que comenzar con los niños desde pequeños y respetar sus gustos. Al mismo tiempo, ser firmes cuando se les insta a involucrarse en actividades extraprogramáticas. Es decir, ellos pueden elegir cuál les gusta más, pero deben participar en una o más actividades que les sean estimulantes. Para lograr estos objetivos los padres no deben temer ser firmes en su mensaje, deben distinguir entre el autoritarismo y ser autoritarios”, finaliza Otto Dörr Zegers.