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Marcha Clasista: Escaramuzas en el Día del Trabajador

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La mañana del 1 de mayo de 2025, Santiago se convirtió en el escenario de intensas confrontaciones durante la «Marcha Clasista», un evento organizado por la Central Clasista que busca desafiar a la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) en el marco del Día Internacional del Trabajador. Desde temprano, grupos de manifestantes comenzaron a congregarse en la Alameda, entre República y Bascuñán Guerrero, donde los primeros tensiones fueron evidentes. La movilización, que busca visibilizar las demandas de un sector específico del movimiento obrero, se ha enmarcado en un contexto de creciente descontento social y polarización política en el país.

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Los enfrentamientos se intensificaron cuando grupos encapuchados comenzaron a lanzar objetos y destrozar señaléticas, acciones que llevaron a Carabineros de Control de Orden Público a intervenir. Según los informes, se registraron incidentes en los que se arrojaron artefactos incendiarios hacia vehículos particulares; sin embargo, las autoridades indicaron que no hubo heridos. La Policía llamó a los manifestantes a mantener la paz, advirtiendo sobre las graves alteraciones al orden público y sugiriendo vías alternativas para los transeúntes que deseaban evitar la zona del conflicto.

En redes sociales, Carabineros de Chile compartió avisos alertando sobre la situación, destacando que las estaciones de Metro cercanas, como República y Unión, permanecían cerradas debido a los disturbios. Este tipo de movilizaciones, aunque pacíficas en su mayoría, han sido tradicionalmente propensas a desbordes de violencia, lo que pone en relieve la difícil tarea de las fuerzas de orden en mantener el control sin coartar el derecho a la reunión y expresión. La polarización entre facciones gremiales plantea preguntas complejas acerca de la representación y la capacidad de diálogo dentro del movimiento laboral en Chile.

La Central Clasista ha surgido como una voz crítica ante la CUT, organizando marchas y demandas que cuestionan las decisiones de la organización más amplia en el movimiento obrero. Esta división dentro del sindicalismo chileno ha generado tensión no solo entre los grupos designados a liderar las luchas laborales, sino también en la percepción pública de las demandas del sector trabajador. En este sentido, la «Marcha Clasista» no solo representa un acto de conmemoración, sino también una batalla por la relevancia y el enfoque de las luchas laborales en un contexto adverso.

A medida que avanzaban las horas, las fuerzas policiales implementaron diversas tácticas para dispersar a los grupos más violentos y restablecer el orden, generando un clima de incertidumbre entre los manifestantes. Los organizadores de la marcha han enfatizado que su objetivo es la reivindicación de los derechos laborales y el rechazo a cualquier forma de violencia. El desafío ahora es cómo canalizar este descontento hacia acciones constructivas y evitar que las confrontaciones empañen las luchas legítimas por mejores condiciones laborales que se celebran cada 1 de mayo en todo el mundo.

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